viernes, 9 de octubre de 2015

No tener celos del otro que obra bien

(27 sept 2015, 26 dom TO b)
Un muchacho corrió a anunciar a Moisés: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. Josué, hijo de Nun, que estaba al servicio de Moisés desde su mocedad, respondió y dijo: Mi señor Moisés, prohíbeselo. Le respondió Moisés: ¿Es que estás celoso por mí?
(Del cap. 11 del libro de los Números)

Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.
(Del cap. 9 del evangelio de san Marcos)

Celotipias ocultas
Hoy nos propone la liturgia dos sucesos parecidos, ocurridos sin embargo con una diferencia de más de mil años. Sus protagonistas, como veis, son Moisés y Jesús. En ambos casos, tienen que moderar en sus discípulos un celo que se parece bastante a la envidia. Envidia y celos padecidos por gente buena, como eran aquellos discípulos de grandes maestros. Y ¡qué bueno es que la Escritura no nos oculte las debilidades de personas que han amado tanto al Señor! Pues así nos puede ocurrir también a nosotros; también en historia de la Iglesia se han dado cosas así. Y, más allá de la envidia, nos habla esta historia de la fragilidad de los instrumentos humanos que Dios elige, como nosotros. Dios se sirve de “instrumentos” (no en el sentido meramente instrumental, sino vital)por ejemplo en gobierno espiritual unos a otros. Y ocurre a veces escandalizamos, a lo mejor sin querer, por debilidad, pero escandalizamos: servimos de tropiezo a otros. Tengamos entonces la sencillez de dejarnos entonces corregir, como ocurre aquí tanto con Josué como con el apóstol Juan. Y sepamos también corregirnos con mansedumbre. El hacer o recibir bien la corrección fraterna es señal de nobleza y de sabiduría. (Y a la vez, hay que hacerla con nobleza y humildad). La reacción de Jesús ante la insinuación de celotipia, como la de Moisés, es noble y sabia. Noble, porque la humildad nos hace nobles, y la soberbia, ridículos: nadie sabe todo ni puede llevar las cosas él sólo. Y es bueno hacer hacer a los demás, dar responsabilidad, hacerles vivir como personas.  Hacedlo con vuestros hijos desde pequeños, pero hacedlo también en el trabajo con vuestros subordinados, y en el hogar. No podemos pensar que solamente nosotros somos buenos, o que los demás son sólo servidores, ni tratarlos así. La humildad es virtud de nobles y sabios. 

Ojalá todos profeticen...
Pedir al Señor que difunda su espíritu a muchos, sus talentos y dones. Que lo escuchen y que les ayudemos a descubrirlo, en vez de apagarlo por nuestro engreimiento y cerrazón en nuestros propios dones. Descubrir cada uno los carismas que recibe y aceptarlos con alegría y responder cada uno con generosidad, dedicación y confianza. Esa es mi propuesta de hoy.

No hay comentarios: