Domund 2012
Hoy es el Domund, el
día de las misiones, el día que recordamos a esos héroes anónimos que han
dedicado su vida real, la que no tiene vuelta atrás, a difundir la fe por el
mundo: “id a todo el mundo, predicad la buena nueva”, dijo Jhs
Es misión de la
Iglesia, pero ellos son los misioneros, los “enviados”, que eso significa la
palabra misionero. Todos fuimos “enviados” por Jhs, como él fue “enviado” por
el Padre. Él se “comprometió” del todo: se hizo hombre y dio su vida por
nosotros.
Nosotros somos
“enviados” al mundo, adonde quiera que vayamos y estemos. Pero desde el principio la
Iglesia enviaba a algunos a lugares nuevos: “’segregadme
a Saulo y Bernabé para la tarea que les he destinado’. Oraron y ayunaron sobre
ellos, les impusieron las manos y los despidieron”.
Y lo continua haciendo
ahora. 14.000 compatriotas nuestros. Son pocos. “La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la
mies que envíe obreros a su mies”. Hoy lo hacemos. Y les ayudamos también
con nuestra limosna.
Me han dicho –y es
cierto- que algunos países financian la expansión de la religión musulmana, que
nuestros hermanos protestantes… Los nuestros no necesitan gran cosa, no quieren lujo ni grandes construcciones (he tenido la oportunidad de verlo en kenia o en Egipto),
pero sí algo necesitan para atender a los demás. Y cuanto más, más cosas podrán hacer. Seamos generosos, como
siempre.
Pero el Papa nos ha
convocado a una Nueva Evangelización. Incluso ha convocado un Sínodo para ver
cómo evangelizar de nuevo, cómo evangelizar a los que ya fueron evangelizados,
pero el mensaje se ha difuminado, debilitado, confundido, perdido… como las
ruinas de una noble civilización. Templos de Baalbeck, en la Bekaa, o las
pirámides.
Cristo no muere, porque
su templo son los corazones, las mentes, la vida ardiente de los santos
cristianos… pero sí se apaga en los corazones, deja de transmitirse su luz, su
sal. En nuestra generación (dicho sea sin alarmismos, porque los motivos no son simples, sino muy complejos) no hemos podido o sabido hacerlo. Por lo
que sea, es igual.
"Id a todo el mundo".
¿Cómo puedo evangelizar el arte, la economía, la convivencia, la abogacía, el
trabajo del hogar?
Supongo que lo primero
es que me deje evangelizar yo por el Señor en todas mis actividades, y en mis pensamientos, en mis
distracciones o diversiones, en mis estudios… Luego, que deje de tener miedo a
testimoniar -que no es imponer ni agobiar- con un testimonio alegre, profundo,
con razones, con amor, con calor, con amor, con caridad, con entrega, pues, como dice el evangelio de hoy, el hijo del hombre no
ha venido a servirse de nos para su “triunfo”, sino a servirnos para que
triunfemos del mal.
Señor, aquí me tienes,
envíame a mi.