"Hijo, ve hoy a trabajar en la viña" Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor" Pero no fue.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron:
-«El primero.»
(Del capítulo 21 del evangelio según san Mateo)
Un micro relato
El domingo pasado comentábamos una de las parábolas de Jesús, esos pequeños cuentos –micro relatos, dirían ahora- de los que, con una pedagogía maravillosamente sencilla, el Señor se servía para despertar la curiosidad del auditorio e implicar así a sus oyentes en su discurso. –la del terrateniente que va contratando a lo largo de la jornada a gente. Esas parábolas son a veces son auténticos
retratos hechos como a boceto, que con tres rasgos, como el artista maravilloso que era, definía al personaje en la imaginación del oyente. Nos hablaba entonces a de un terrateniente que sale a contratar gente a diversas horas del día. Hoy nos habla de estos dos chicos, de dos hijos ya
mayores de un padre, a los que les pide que vayan a trabajar en la heredad, y cada uno reacciona a su manera. Uno, diciendo que no y otro que sí... aunque luego, actúan justamente al revés.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor" Pero no fue.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron:
-«El primero.»
(Del capítulo 21 del evangelio según san Mateo)
Un micro relato
El domingo pasado comentábamos una de las parábolas de Jesús, esos pequeños cuentos –micro relatos, dirían ahora- de los que, con una pedagogía maravillosamente sencilla, el Señor se servía para despertar la curiosidad del auditorio e implicar así a sus oyentes en su discurso.
"No quiero"
Qué bonito es el comentario que hace Jesús respecto al primero de ellos: “No quiero”, responde de entrada a la petición de su padre. Pero luego -dice- recapacitó y fue… Es bonito, porque así somos nosotros tantas veces. Y así han sido los santos. No es que no tuvieran fallos, no es que no cayeran nunca, o que lo hicieran todo siempre bien… lo que pasa es que después de equivocarse, después de meter la pata, rectificaban: "pero luego recapacitó, y fue". Así tendremos que hacer nosotros muchas veces. No nos convertimos a Dios una vez; son sucesivas conversiones -pequeñas y grandes conversiones- las que nos acercan a él, decía san Josemaría.
Porque de eso va el
evangelio de hoy, de la conversión interior. Solemos entender la palabra "conversión" como el paso que un no cristiano da a la religión cristiana: "se convirtió al catolicismo", decimos por ejemplo. Pero ya veis que en lenguaje bíblico la palabra se refiere más bien a la conversión interior, del corazón -de vida-, provocada por ese "recapacitar", ese sentirse tocado por la verdad y rectificar la propia vida, la dirección, la conducta. La conversión. ¡Qué bonito!, qué
nobleza, y qué valentía se precisa. Y el Señor la recibe siempre, inmediatamente. Lo habéis en la primera lectura: "cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá".
Recapacitar
Claro que lo difícil
realmente es el paso anterior previo, el reconocimiento: ese “recapacitó y fue", que dice la parábola. Ese es el paso que nos falla, que nos cuesta dar. Nos cuesta
aceptar que lo que hemos hecho no está bien, o nos justificamos, o incluso ni siquiera
nos damos cuenta, como ocurre en la vida de relación muchas veces: molestamos,
omitimos ayuda, pensamos mal… y ni nos damos cuenta. O ni siquiera nos planteamos si hemos hecho bien o no: tenemos tanta "autoestima" -o mejor, tanto engreimiento-, que damos por supuesto que nuestra conducta es siempre buena, bienintencionada, justa… "Pero después recapacitó y fue…". Cuánta
valentía y honradez hay detrás de esa expresión. Y tuvo su premio, porque eso le salvó.
2 comentarios:
A qué me recuerdan esos ¡Noquiero! Y con el ceño fruncido?
Que grande! Gracias
Que bueno es.. y cuanta paciencia tiene Nuestro Dios...todos los dias hay un NO quiero a su voluntad...
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