(Carta publicada en El Correo)
Obama se equivoca
18.03.2009 -
Al levantar la prohibición de fondos públicos para investigaciones sobre células madre embrionarias, Barack Obama se ha sentido en la obligación de aclararnos: «Como hombre de fe, creo que estamos llamados para cuidarnos los unos a los otros y trabajar para aliviar el sufrimiento humano», pero no ha explicado si considera que cualquier medio para lograrlo es bueno y honesto, que es donde está la clave de la ética de cualquier decisión. Me temo que intenta ser un recurso de trilero de cara a las personas creyentes. También anunciaba en el mismo discurso su intención de que «las decisiones políticas se basen en hechos y no en ideologías». Sin embargo, no se entiende por qué su decisión es menos ideológica y más científica que la contraria, que considera que, puesto que un embrión humano es un ser humano vivo, no debe ser usado y destruido como si fuera un mero medio para la investigación. No quiero pensar que la verdadera razón se halle oculta tras este otro párrafo de su caótico discurso: «Cuando el Gobierno no hace estas inversiones, se pierden las oportunidades (...). Algunos de nuestros mejores científicos se van a otros países que patrocinen su trabajo, y esos países pueden llevarnos la delantera en los avances». Acabáramos.
Obama se equivoca
18.03.2009 -
Al levantar la prohibición de fondos públicos para investigaciones sobre células madre embrionarias, Barack Obama se ha sentido en la obligación de aclararnos: «Como hombre de fe, creo que estamos llamados para cuidarnos los unos a los otros y trabajar para aliviar el sufrimiento humano», pero no ha explicado si considera que cualquier medio para lograrlo es bueno y honesto, que es donde está la clave de la ética de cualquier decisión. Me temo que intenta ser un recurso de trilero de cara a las personas creyentes. También anunciaba en el mismo discurso su intención de que «las decisiones políticas se basen en hechos y no en ideologías». Sin embargo, no se entiende por qué su decisión es menos ideológica y más científica que la contraria, que considera que, puesto que un embrión humano es un ser humano vivo, no debe ser usado y destruido como si fuera un mero medio para la investigación. No quiero pensar que la verdadera razón se halle oculta tras este otro párrafo de su caótico discurso: «Cuando el Gobierno no hace estas inversiones, se pierden las oportunidades (...). Algunos de nuestros mejores científicos se van a otros países que patrocinen su trabajo, y esos países pueden llevarnos la delantera en los avances». Acabáramos.