domingo, 28 de junio de 2015

¿Cómo revela Cristo a su Padre?

Dios, que «habita una luz inaccesible», habla a la vez al hombre con el lenguaje de todo el cosmos:«en efecto, desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante las obras». Este conocimiento indirecto e imperfecto, obra del entendimiento que busca a Dios por medio de las criaturas a través del mundo visible, no es aún «visión del Padre».«A Dios nadie lo ha visto», escribe San Juan para dar mayor relieve a la verdad, según la cual «precisamente el Hijo unigénito que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer». Esta «revelación» manifiesta a Dios en el insondable misterio de su ser -uno y trino- rodeado de «luz inaccesible». No obstante, mediante esta «revelación» de Cristo conocemos a Dios, sobre todo en su relación de amor hacia el hombre: en su «filantropía». Es justamente ahí donde «sus perfecciones invisibles» se hacen de modo especial «visibles», incomparablemente más visibles que a través de todas las demás «obras realizadas por él»: tales perfecciones se hacen visibles en Cristo y por Cristo, a través de sus acciones y palabras y, finalmente, mediante su muerte en la cruz y su resurrección.

De este modo en Cristo y por Cristo, se hace también particularmente visible Dios en su misericordia, esto es, se pone de relieve el atributo de la divinidad, que ya el Antiguo Testamento, sirviéndose de diversos conceptos y términos, definió «misericordia». Cristo confiere un significado definitivo a toda la tradición veterotestamentaria de la misericordia divina. No sólo habla de ella y la explica usando semejanzas y parábolas, sino que además, y ante todo, él mismo la encarna y personifica. El mismo es, en cierto sentido, la misericordia. A quien la ve y la encuentra en él, Dios se hace concretamente «visible» como Padre «rico en misericordia».


Este texto pertenece a "Dives in misericordia", segunda encíclica del papa Juan Pablo II y fue publicada el 30 de noviembre de 1980. Trata de la misericordia divina.

sábado, 20 de junio de 2015

Margarita Ward y compañeros mártires ingleses (1535-1679)



Dermot O’Hurley, Margarita Bermingham viuda de Ball, Francisco Taylor, Ana Line, Margarita Cltheroe, Margarita Ward y compañeros mártires ingleses, beatos.


Primero fueron dos leyes  principalmente las que dieron el presupuesto político necesario que justificase la persecución: el Decreto de Supremacía, y el Acta de Uniformidad (1559). Por ellas, el Trono se arrogaba la primacía en lo político y en lo religioso. Así la Iglesia dejaba de ser «católica» –universal– pasando a ser nacional –inglesa– cuya cabeza, en lo religioso y en lo político, era Isabel. El juramento de fidelidad necesario supuso para muchos comprender que con él renunciaban a su condición de católicos .

De este modo, quienes se negaban al mencionado juramento –necesario, por otra parte, para el desempeño de cualquier cargo público– o quienes lo rompían quedaban ipso facto considerados como traidores al rey y eran tratados como tales por los que administraban la justicia. Se emanó un Decreto (1585) por el que se prohibía la misa y se expulsaba a los sacerdotes. Dispusieron de cuarenta días los sacerdotes para salir del reino. La culpa por ser sacerdote era traición y la pena capital. En esos años, quienes dieran cobijo, o comida, o dinero, o cualquier clase de ayuda a sacerdotes ingleses rebeldes escondidos por fidelidad y preocupación por mantener la fe de los fieles o a los sacerdotes que llegaran desde fuera por mar camuflados como comerciantes, obreros o intelectuales eran tratados como traidores y se les juzgaba para llevarlos a la horca.

Ana Line fue condenada por albergar sacerdotes en su casa; antes de ser ahorcada pudo dirigirse a la muchedumbre reunida para la ejecución diciendo: «Me han condenado por recibir en mi casa a sacerdotes. Ojalá donde recibí uno hubiera podido recibir a miles, y no me arrepiento por lo que he hecho». Las palabras que pronunció en el cadalso Margarita Clitheroe fueron: «Este camino al cielo es tan corto como cualquier otro». Margarita Ward entregó también la vida por haber llevado en una cesta la cuerda con la que pudo escapar de la cárcel el padre Watson. Y así, tantos y tantas… murieron mártires de la misa y del sacerdocio.

En Inglaterra hubo una época en la que no se respetó la libertad de conciencia de los ciudadanos y pueden verse aún hoy en los archivos del Estado que la causa de aquellas muertes fue siempre religiosa bajo el disimulo de traición. Después de la sentencia condenatoria, los llevaban a la horca, siempre acompañados por un pastor protestante en continua perorata para impedirles hablar con los amigos o rezar en paz. Así fueron las cosas.

jueves, 18 de junio de 2015

Danos siempre de ese pan

Si él afirma que los que coman de este pan vivirán eternamente, es evidente que los que entran en contacto con su cuerpo y participan rectamente de la eucaristía poseen la vida; por el contrario, es de temer, y hay que rogar que no suceda así, que aquellos que se privan de la unión con el cuerpo de Cristo queden también privados de la salvación, pues el mismo Señor nos conmina con estas palabras: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Por eso pedimos que nos sea dado cada día nuestro pan, es decir, Cristo, para que todos los que vivimos y permanecemos en Cristo no nos apartemos de su cuerpo que nos santifica.

San Cipriano, obispo de Cartago y mártir (+258), comentando la petición del Padrenuestro: danos hoy nuestro pan de cada día

sábado, 6 de junio de 2015

El paro y el trabajo

(19 de abril 2015 3Dom Pascua b)


Hoy nos pide Caritas que hagamos campaña de sensibilización sobre uno de los mayores dolores que pueden sufrir las personas: el paro, la imposibilidad de trabajar. También nos piden que demos a conocer como contribuyen ellos a paliarlo, y nos piden que ofrezcamos la colecta por ellos. Gustosamente hacemos las tres cosas.

El trabajo
No encontramos muchas referencias bíblicas al paro (aunque, curiosamente, en una de las parábolas evangélicas se habla de un propietario que sale a contratar peones varias veces a lo largo de un día, porque -dice- hay mucho que hacer y la gente está parada en la plaza. Pero recordáis que, más que el paro o el trabajo, el objeto de aquella parábola era la generosidad con que Dios retribuye a todos por igual). De lo que sí nos habla la Biblia es del trabajo; desde el principio: "puso al hombre en Edén para que lo trabajara y custodiara". ¡El trabajo aparece ahí como la gran tarea del hijo creado en el mundo! Es como parte de su dignidad, de su misión. Junto con la procreación, forma parte de una especie de sacerdocio natural sobre la creación. Por eso el hombre se hace él mismo con el trabajo, refleja su ser, su bondad o su maldad; se santifica o se pudre a sí mismo, y a los demás, con lo que hacen sus manos. Y pienso que por eso decía san Josemaría que un cristiano se santificaba o no en su trabajo, y no sólo en su oración. Y que existía una especie de correspondencia entre ambas cosas de modo que el trabajo convertía la oración en auténtica o inauténtica. Un persona que es mala persona, que es cuco, vago, que se aprovecha del trabajo ajeno sin contribuir él,  no puede ser grato a Dios, al menos no puede serlo su modo de obrar. Y como consecuencia, por ejemplo, deberíamos llevar este asunto al examen para la confesión sacramental, como hacemos con otros aspectos de la vida, como el sexual. El trabajo es el gran medio de santificación de los cristianos que viven y están en medio del mundo. De todos los hombres, desde luego, pero especialmente de los cristianos, llamados a redimir el mundo creado por Dios.

El mal del paro
No poder trabajar es además un verdadero dolor para los hombres. el Papa Francisco, que siempre es tan claro en estas cosas de la vida corriente, ha dicho en ocasiones que la carencia de posibilidad de trabajo quita la dignidad las personas, que le impide llevar el pan a su casa. Por eso nos tiene que doler que haya hermanos nuestros en esa situación, y deberíamos contribuir a paliarla con todas nuestras fuerzas. Por supuesto si conocemos a alguien que lo está sufriendo, pero también a los que no conocemos y son igualmente hermanos nuestros. Ya sé que el paro es un problema sobre todo macroeconómico, y que no se resuelve con un pequeño gesto, como la colecta de hoy. Pero precisamente por eso si lo tenemos todos presente nos puede estimular a trabajar más y mejor, 
a ser santamente ambiciosos, a ser honrados, a ser moderados en los beneficios personales, a retribuir con justicia y con sentido un profundo de la caridad; no de cualquier modo, sino pensando más bien en como nos gustaría que nos retribuyeran, más que sin más en cómo está el mercado laboral o en cómo podría zafarme de mi contribución.  En e fondo, a tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen si estuviésemos en esa situación, y a contribuir también a que la propia comunidad política y económica se plantee con valentía el problema y busque soluciones junto con todos.


martes, 2 de junio de 2015

Levantado sobre la tierra. El triunfo de Cristo

(22 de marzo 2015. 5Dom Cuaresma)

"Al día siguiente, la gran multitud que había venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén.Y, tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo:
"¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!".
12:14 Al encontrar un asno, Jesús montó sobre él, conforme a lo que está escrito:
12:15 No temas, hija de Sión;
ya viene tu rey,
montado sobre la cría de un asna. 
(...)Los fariseos se dijeron unos a otros: "¿Ven que no adelantamos nada? Todo el mundo lo sigue".
 Él les respondió:
"Ha llegado la hora
en que el Hijo del hombre va a ser glorificado".
(Del capítulo 12 del evangelio según san Juan)

El evangelio que hemos leído hoy nos sitúa en la entrada hizo Jesús en Jerusalén, con cierta solemnidad, durante las fiestas de Pascua en las que fue arrestado, juzgado y ejecutado. Acaba de entrar. Veis que la gente vitorea y los príncipes se muestran inquietos e incluso nerviosos (temen, quizá sin motivo, que se produzca en ese momento un altercado o una especie de sedición y todo se fastidie, empezando por la celebración festiva); les asusta que hasta unos gentiles acudan a conversar con Jesús, interesándose por el reino… Es el último "éxito" de Jesús. También la última epifanía -la voz que suena como un trueno, en medio del tumulto-; ha llegado "la" hora, su hora. Así comienza también la última semana de cuaresma, antes de la Pasión. 

La victoria paradójica de Jesús
Jesús vaticina que va a ser levantado en lo alto y dice que así atraerá a todo. El evangelista anota que se trató de un anuncio profético del paradójico triunfo de la Cruz; quiere señalar que Cristo no venció al mundo destruyéndolo con su poder, sino enfrentándose al mal sin más armas que la verdad. Porque así movió a los puros de corazón, a los sinceros, a los que reconocen su pecado y su necesidad, y les ofreció el perdón y el paraíso, al paso que los orgullosos, los displicentes y los engreído se quedaron fuera. ¡Todo como lo había anunciado María: "derribó de su trono a los poderosos y levantó a los humildes"! En realidad, es ese el mayor tesoro del hombre: un corazón puro, limpio; una mirada limpia sobre la propia vida y sobre la obra de Dios. Jesús dijo una vez que era del corazón humano de donde salía lo que le manchaba, y no de lo que entraba de fuera: “Lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre". Y cuando se pierde ese corazón limpio –porque se pierde, porque todos tenemos el enemigo dentro- y la humildad para acudir a él, que es el que nos cura, entonces queda el corazón en sombras. ¿Os habéis fijado en el responsorio que hemos rezado hoy? Pertenece al salmo 50,  compuesto por el rey David, según la tradición, con motivo de su arrepentimiento tras su adulterio y su crimen contra Urías, uno de sus oficiales. ¡Qué oración más bonita! San Josemaría tenía la costumbre de recitarla todas las noches tumbado de bruces en el suelo.

"Cuando sea levantado sobre la tierra atraeré a todos"
También decía san Josemaría -comentando el evangelio de hoy- que Cristo necesitaba hoy también ser levantado por vosotros, los cristianos laicos –con una vida santa en medio de la sociedad civil-, en lo alto de todas las actividades humanas, para atraer a todos a él: por vuestra honradez, por vuestra generosidad, vuestro espíritu de servicio ciudadano, por el modo en que brilla en vuestras familias, por vuestra alegría… Así, como entonces, el grano de trigo –que fue Cristo- volverá a dar frutos de vida para el mundo entero

lunes, 1 de junio de 2015

José. Entender a Dios

(19 de marzo 2015)
 "Se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
-«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en
ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús"
(Del primer capítulo del evangelio según san Mateo)

Amarguras y alegrías
Querría comenzar felicitando a los muchos Josés que hay por aquí, y también a todos los padres y esposos, pues fue José padre y esposo, y, aunque seguramente fue el hombre más feliz del mundo, tampoco se puede decir que lo tuviera fácil. Ya se sabe que la felicidad ni la alegría no siempre van de la mano de una vida tranquila o sin sobresaltos ni amarguras...
Desposado con la doncella María, José descubre la gravidez prematura de su amada, y se llena de angustia. Habla del asunto con ella, desde luego, y queda totalmente desconcertado. Es un hombre bueno y justo, y se resiste no ya a difamar, sino incluso a dar que pensar. Y decide abandonarla secretamente, cargando él con las murmuraciones que vengan. Tal vez no podamos imaginarnos siquiera el sufrimiento de este hombre durante el tiempo que duró su deliberación... Entonces llega, en estado de sueño, la misteriosa presencia de un un ángel que conoce lo que ha pasado y le habla (el sueño que es imagen de la oración, que es donde se puede escuchar a Dios). Le confirma lo que le ha contado María, pero sobre todo le añade algo que le llena de inmenso gozo y sorpresa: "tú le pondrás el nombre, tú serás  -eres- su padre".

Fecit te Deus quasi patrem regis
¡Con qué alegría recibe Jesús al Niño! ¡Con qué gozo lo abraza y recibe su cariño infantil y juvenil! ¡Qué maravillosa sorpresa verle crecer, descubrir que Dios ha puesto en él toda la responsabilidad sobre esa criatura, que es más que una criatura: ir y venir con él, enseñarle, defenderle, verlo crecer… "¡Dichoso José...!", exclama con razón una oración litúrgica de acción de gracias de la misa, preciosa.
Él defiende a la Madre; comprende inmediatamente la necesaria virginidad de María,  y la respeta y comparte con gozo, pues es signo especial del origen especial del Hijo… Seguramente nadie ha acogido con más alegría su misión, aunque a le suponía el sacrificio de sus propios planes y las propias aspiraciones. Pero aprende de María, la ve feliz, y vive feliz él también, y muere feliz: ¡patrono de la buena muerte...!

Todos somos José
Se suele decir que fue el hombre de confianza de Dios: ¡Dios confió en él, hombre de libertad falible, como la nuestra! Dios se fía de nosotros: pone en nuestras manos sus cosas: los hijos, las mujeres. Todos sois José. Todos deberíais miraros en él. Yo os aconsejo que tengáis alguna imagen suya a mano. También lo soy yo, claro; por eso hoy también se celebra el día del Seminario, el lugar donde se preparan los futuros sacerdotes. 
Aprendamos todos de su visión sobrenatural, de su pureza, su responsabilidad en el trabajo y la educación, su vida interior: seamos amigos de Dios en la tierra: leales siempre, sus hombres de confianza.