To 7 a Generosidad 2014
"Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?"
(Del capítulo 5 del evangelio según san Mateo)
Derecho y generosidad
Veis que hoy continuamos con este comentario al Decálogo que Jhs hizo en su discurso en aquella colina cercana a Cafarnaun, muy cerca de la orilla oeste del lago de Genesaret. Allí está predicando a una multitud y les habla de la Ley y les explica cómo no ha venido a abolirla. En los comentarios que hoy hace, ¿qué palabra os parece que brilla? ¿de qué intenta hablarnos? Yo pienso que de generosidad: de tener con los demás la misma generosidad que Dios mismo tiene contigo. La ley y el derecho son muy importantes; tutelan el bien de las personas ante la violencia o el arbitrio o el abuso. También nosotros los cristianos usamos el derecho, y eso es lo primero. Pero siendo justo, como es, Dios es contigo y conmigo más que justo, es generoso. Generoso para dar, para cuidar, para perdonar, para premiar... Generosidad es una palabra hermosa, que tiene la misma raíz que 'engendrar'. Engendrar es dar vida. Hace poco un político decía que no se podía obligar a ninguna mujer a ser madre (en el desgraciado debate sobre la legislación que protege o no al niño y a su madre). ¡Claro que no se puede obligar: ¡engendrar es siempre generosidad! Y así es Dios. Y por eso nos pide a nosotros que seamos también generosos; es decir que sepamos interesarnos, apoyar, preguntar, levantar, dedicar un poco de tiempo… todos -padres e hijos y vecinos-, y con todos: hasta con los enemigos, la gente que no se ha portado bien con nosotros, que han abusado tal vez en alguna ocasión, que nos ha engañado, que se ha aprovechado. Sobre todo si nos han pedido perdón.
Los amores y el Amor
Mirad: hay muchos tipos de amor: sexual, erótico, de admiración, estético, de solidaridad..., pero si falta el amor de generosidad, ese que pasa por encima de lo inmerecido, que sale al paso del que no se atreve a pedir… entonces los otros se acaban corrompiendo o desapareciendo.
"Sed como vuestro Padre", sed generosos. El mundo que nos rodea nos dice ahora lo contrario: invierte en ti, cuida tu cuerpo, ten una vida sana, asegura el futuro de los tuyos, tú te lo mereces, descansa, date unas vacaciones, te gusta conducir, ¿te lo vas a perder...?... Hasta en los gadgets electrónicos todo gira alrededor de mi mismo: Mis favoritos, Mi música, Mis fotos, Mis proyectos: yo, y lo mío. Parece como si todos te quisieran adorar a ti, como un rey o un dios. Pero no es verdad. Tú no eres Dios; y en cuanto a esos adoradores, en realidad no les importas para nada.
¿Qué perfección?
Sed santos como yo. Sed perfectos, como vuestro Padre es perfecto... ¿Qué perfección se nos puede pedir, siendo tan limitados? ¿Qué santidad, siendo tan pecadores? La santidad y perfección en que podemos imitarle es precisamente esa: tratar a los demás como él nos trata a nosotros. Fijaos en el fragmento del salmo que hemos rezado hoy:
En eso podemos tratar de imitarle, al menos. "Y seréis hijos de vuestro Padre", seréis como Cristo en el mundo, que eso son los santos.
"Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?"
(Del capítulo 5 del evangelio según san Mateo)
Derecho y generosidad
Veis que hoy continuamos con este comentario al Decálogo que Jhs hizo en su discurso en aquella colina cercana a Cafarnaun, muy cerca de la orilla oeste del lago de Genesaret. Allí está predicando a una multitud y les habla de la Ley y les explica cómo no ha venido a abolirla. En los comentarios que hoy hace, ¿qué palabra os parece que brilla? ¿de qué intenta hablarnos? Yo pienso que de generosidad: de tener con los demás la misma generosidad que Dios mismo tiene contigo. La ley y el derecho son muy importantes; tutelan el bien de las personas ante la violencia o el arbitrio o el abuso. También nosotros los cristianos usamos el derecho, y eso es lo primero. Pero siendo justo, como es, Dios es contigo y conmigo más que justo, es generoso. Generoso para dar, para cuidar, para perdonar, para premiar... Generosidad es una palabra hermosa, que tiene la misma raíz que 'engendrar'. Engendrar es dar vida. Hace poco un político decía que no se podía obligar a ninguna mujer a ser madre (en el desgraciado debate sobre la legislación que protege o no al niño y a su madre). ¡Claro que no se puede obligar: ¡engendrar es siempre generosidad! Y así es Dios. Y por eso nos pide a nosotros que seamos también generosos; es decir que sepamos interesarnos, apoyar, preguntar, levantar, dedicar un poco de tiempo… todos -padres e hijos y vecinos-, y con todos: hasta con los enemigos, la gente que no se ha portado bien con nosotros, que han abusado tal vez en alguna ocasión, que nos ha engañado, que se ha aprovechado. Sobre todo si nos han pedido perdón.
Los amores y el Amor
Mirad: hay muchos tipos de amor: sexual, erótico, de admiración, estético, de solidaridad..., pero si falta el amor de generosidad, ese que pasa por encima de lo inmerecido, que sale al paso del que no se atreve a pedir… entonces los otros se acaban corrompiendo o desapareciendo.
"Sed como vuestro Padre", sed generosos. El mundo que nos rodea nos dice ahora lo contrario: invierte en ti, cuida tu cuerpo, ten una vida sana, asegura el futuro de los tuyos, tú te lo mereces, descansa, date unas vacaciones, te gusta conducir, ¿te lo vas a perder...?... Hasta en los gadgets electrónicos todo gira alrededor de mi mismo: Mis favoritos, Mi música, Mis fotos, Mis proyectos: yo, y lo mío. Parece como si todos te quisieran adorar a ti, como un rey o un dios. Pero no es verdad. Tú no eres Dios; y en cuanto a esos adoradores, en realidad no les importas para nada.
¿Qué perfección?
Sed santos como yo. Sed perfectos, como vuestro Padre es perfecto... ¿Qué perfección se nos puede pedir, siendo tan limitados? ¿Qué santidad, siendo tan pecadores? La santidad y perfección en que podemos imitarle es precisamente esa: tratar a los demás como él nos trata a nosotros. Fijaos en el fragmento del salmo que hemos rezado hoy:
"Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.
Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles".
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