(7 de febrero 2015 Campaña de Manos Unidas contra el hambre)
Quería hablaros hoy de la Campaña contra el hambre de
Manos Unidas. Me ayuda este evangelio de la Misa que acabamos de leer, que muestra el
ambiente de los primeros meses o semanas de la predicación de Jesús en Galilea. La gente se vuelca hacia él casi con ansiedad. Su
palabra sobre Dios como Padre, la fuerza de su cariño y atención hacia todos –su caridad-,
su poder real contra el príncipe del mal, Satanás, produjo esa especie de
conmoción, que les hacía buscarle con ansiedad, que buscaran en él la salud y
la liberación de los males y del demonio. Y en verdad, la pobreza, la enfermedad, el abandono, y todos los
males que afligen al hombre son siempre como expresión del Mal con mayúscula. Y los hombres
ansiamos que vuelva a nosotros el amor con que hemos sido creados: "¡Venga a nosotros tu reino!". La victoria de
Jesús contra esos males hacían de su persona en señal de la presencia del Dios salvador.
El hambre entre los hijos de Dios
Hace ahora 55 años que nació Manos Unidas de un
grupito de mujeres de Acción Católica en España, precisamente a raíz de una de campaña
contra el hambre. Como mucha gente de bien, estaban ellas consternadas al conocer -a través del desarrollo de los medios de comunicación que se dio en esa época- uno de esos problemas
terribles que afligen y hacen llorar a Dios, y que normalmente desconocemos: el hambre de sus criaturas, ¡hambre hasta morir! A aquellas buenas mujeres se les ocurrió una iniciativa: convocar un
día de ayuno voluntario, de modo que uno experimentara -aunque fuera sólo durante un día- cada uno lo que significaba no poder comer.
A todos nos tiene que conmover la pobreza, pero todos
hemos de “vivirla” un poco para poder conocerla, poder "sentirla" un con ellos, con los que la sufren en silencio. Porque así seremos un
poco más desprendidos, un poco menos caprichosos, un poco más austeros, que s la
pobreza entendida como virtud: la que que nos libera de ataduras y nos hace capaces de darnos. Aquel gesto se convirtió en una entidad que aúna
esfuerzos, y que es ejemplar en muchas cosas. Por ejemplo, tienen nada menos que 90.000 socios, y trabajan para ellos 4.500 voluntarios
por 130 personas contratadas: ¡No hay una ratio semejante en ninguna ong del
mundo! Mejor dicho, sí la hay en muchas las eclesiales. No digo que todos tengáis que ser de esta organización ni encauzar vuestra ayuda a través de esta o aquella. Lo que sí digo es que todos tenemos que sentir los problemas de la humanidad sin desentendernos de ellos. Juan Pablo II escribió en la Novo millenio: "Nuestro
mundo empieza el nuevo milenio cargado de las contradicciones de un crecimiento
económico, cultural, tecnológico, que ofrece a pocos afortunados grandes
posibilidades, dejando no sólo a millones y millones de personas al margen del
progreso, sino a vivir en condiciones de vida muy por debajo del mínimo
requerido por la dignidad humana. ¿Cómo es posible que, en nuestro tiempo, haya
todavía quien se muere de hambre; quién está condenado al analfabetismo; quién
carece de la asistencia médica más elemental; quién no tiene techo donde
cobijarse?"
Señor, no permitas que seamos indiferentes. ¡Que seamos todos como tú!