martes, 7 de julio de 2015

"Yo soy el buen pastor"

(25 de abril. 4 dom de Pascua)

El icono de buen pastor
Jesús usó diversas formas de expresar su identidad y su misión. Por ejemplo, dijo que él era la luz del mundo. También dijo que era el pan de vida. Prestar atención a esas fórmulas de auto definición, y entender por qué las usa, y meterlas en nuestra cabeza, nos cambia, nos salva; como toda su palabra. La palabra del Señor no es sólo explicación, sino explicación que abre la mente y el corazón, lo cambia de modo de ver y pensar, y así lo salva. "La palabra que os salva...", dice san Pablo en una de sus cartas.
Hoy hemos escuchado esta nueva comparación. Él dice: "yo soy pastor, el buen pastor" –matiza-, ya que, según explica luego, hay pastores y pastores. Intentemos entender. ¿Qué esperaba la gente? Tal vez un rey, un gran maestro, Profeta. Sí, pero él prefería esta imagen: pastor. El pastor guía, cuida, defiende, da alimento. La imagen de un rebaño destrozado servía a Israel para verse a sí mismo en el peligro a que le sometían los imperios de alrededor. Entonces el salmista canta: "El Señor es mi pastor, nada me falta, no tengo miedo. Por eso, cuando Jesús dice "yo soy el buen Pastor", es como si dijera: soy el pastor que Dios os envía. El de verdad, no un mercenario, yo no trabajo a sueldo, sino que veo las ovejas como mías, las conozco una a una, voy delante, doy la vida por ellas…. Y mis ovejas oyen mi voz y la reconocen y me sigue. No así con los extraños. Jesús: yo quiero tenerte por pastor, quiero escuchar tu voz, dejarme conducir por tu ley, por tu amor.

La presencia actual del buen pastor
Por eso, cuando los apóstoles y sus sucesores recibieron el encargo, el testigo de su potestad, sabían que debían ser como espejo y presencia del Buen Pastor. De ahí el signo del báculo de pastor , y que su labor se llame pastoral. Alimentan, cuidan, protegen, curan… hasta dar su vida. Me impresionó lo que decíaen una entrevista , regresando a Siria, hace unos días el obispo de Alepo: "Yo moriré aquí, junto a mi rebaño".
"Apacienta mis ovejas", pidió Jesús a Pedro. Fue después de la resurrección, junto al lago: "Simón,¿me amas?" Entonces, apacienta mis ovejas. Cuando eras joven ibas y venías. Amemos mucho a nuestros obispos y al santo Padre, siempre. Además, todos necesitamos el pastoreo; nadie es autosuficiente espiritualmente hablando, nadie puede decir: no necesito del Buen Pastor, yo soy mi propio pastor. Es una ingenuidad. En la vida social es posible que seas importante. Puede ser que tengas la responsabilidad directa y no tengas que dar cuenta a nadie. Pero en la vida espiritual somos siempre pequeños, siempre necesitados. Buscad la ayuda del buen pastor siempre, incluso personalmente. Todos lo necesitamos: nosotros también. Y procurar también serlo vosotros para otros, participar de ese carácter claro y dulce a la vez, recto, que no se busca a sí mismo, que no se escuda en la libertad del otro, aunque la respete siempre.

No hay comentarios: